Desde muy joven, disfruté de la cocina, experimentando a menudo con recetas mientras me sumergía en la ópera italiana. Mis primeros intentos fueron una mezcla de éxitos deliciosos y fracasos memorables.

A pesar de esta pasión, estudié Ciencias de la Comunicación, considerando mis sueños culinarios una aspiración lejana.

En mi tiempo libre, disfrutaba creando platos como Remy de “Ratatouille”. Tomaba todas las hierbas y especias y las combinaba de maneras que no tenían sentido.

Un día inolvidable, tomé prestada la camioneta de mi mamá, sin que ella lo supiera, para repartir juguetes navideños a niños necesitados. En el camino, tuve un grave accidente de coche. En lugar de entrar en pánico, pensé: si algo me hubiera pasado entonces, nunca habría seguido mi verdadera pasión.

Esa constatación me llevó a cambiar de rumbo. Al año siguiente, dejé mis estudios de comunicación y me matriculé en Le Cordon Bleu México, donde me lancé de lleno al mundo culinario.

La vida es demasiado corta para no seguir tu pasión, especialmente cuando te lleva a la cocina.